Canarias muestra las excentricidades propias del modelo español de desarrollo de las últimas décadas, pero con un grado superlativo de concreción: más construcción, más dependencia energética del exterior, más monocultivo turístico, más abandono de la actividad primaria. Somos, siguiendo en paralelo la metáfora de José Manuel Naredo de que España es la “peña ultrasur antiecológica de Europa”, los auténticos hooligans desarrollistas del continente.
Óscar Carpintero
Reseña de la Conferencia del Profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid, Óscar Carpintero, celebrada el 16 de enero de 2007 en el Salón de Grados de la Facultad de Filosofía de la Universidad de La Laguna, con el título “La insostenibilidad ambiental de la economía española: un análisis a partir de los flujos físicos”, organizada por el Centro de Estudios Ecosociales, en el seno del ciclo “Diálogos ecosociales”. El Centro de Estudios Ecosociales cuenta con el padrinazgo imprescindible de activísimos profesores de la economía crítica y ecológica, como Federico Aguilera Klink y Juan Sánchez García.
Óscar Carpintero es el brillante autor de una creciente y muy interesante serie de publicaciones que abordan, desde la economía ecológica o bioeconomía, la situación económica actual, así como las raíces del pensamiento de esta disciplina social. En su ya extensa producción bibliográfica destaca el libro El metabolismo de la economía española. Recursos naturales y huella ecológica (1955-2000)*., editado por la Fundación César Manrique, formando parte de la Colección economía vs naturaleza. Según Pedro Prieto, Vicepresidente de la Asociación para el estudio de los recursos energéticos (AEREN), “este libro presenta, desde un enfoque económico más amplio del habitual, un análisis de los principales cambios operados en el «metabolismo» de la economía española en la segunda mitad del siglo XX, ofreciendo información inédita sobre sus requerimientos de energía y materiales y sus consecuencias ambientales. Se estudia así con detalle el paso desde una economía de la «producción» apoyada básicamente en recursos renovables (biomasa agrícola, forestal,...) a una economía de la «extracción» o «adquisición» de recursos no renovables (combustibles fósiles, minerales,...), refutando la hipótesis de un supuesto desarrollo económico «desmaterializado». El libro muestra además cómo los mecanismos del desarrollo vinculados al comercio internacional y a las finanzas cambiaron la posición de la economía española de abastecedora a receptora neta de capitales, recursos y población procedentes del resto del mundo, evidenciando la imposibilidad de generalizar dichos mecanismos”. Un avance muy elemental de este libro puede ser leido en la publicación Economía Industrial, que en el año 2003 editó el artículo “Los requerimientos totales de materiales en la economía española. Una visión a largo plazo: 1955-2000”. También en Ecología Política podemos encontrar un estudio similar, previo a la publicación del libro “El metabolismo…”. Conjuntamente con Naredo, podemos encontrar La cara oculta del desarrollo: interacción entre los sistemas económicos y ecológicos (con reflexiones sobre la economía española en la segunda mitad del siglo xx). Por último, desarrolla también este concepto de la “falsa desmaterialización” de la economía española y el crecimiento exponencial del uso de energía y materiales, así como su relación con el consumo, en el artículo “Pautas de consumo, desmaterialización y nueva economía: entre la realidad y el deseo”, disponible aquí.
El importante y extenso libro de “El metabolismo…” (de 636 páginas) fue prologado por el maestro y director de la Tesis doctoral de Óscar Carpintero (de la que parte el libro), José Manuel Naredo, una de las figuras más prominentes y prolíficas de la economía ecológica nacional y, probablemente, internacional. En el prólogo, Naredo ensalza el “enfoque pluridimensional” del análisis de Carpintero – de acuerdo con los principios elementales de la bioeconomía, podríamos añadir – abriendo “nuevas posibilidades de interpretar, con conocimiento de causa, la materialidad y el significado de los procesos llamados de producción y de consumo, con sus correspondientes funciones agregadas y su relación con el medio ambiente o la sostenibilidad ecológica que tanta literatura económica ha destilado”. Naredo, como por supuesto Carpintero y la creciente nómina de economistas que se alejan de la deriva de la interpretación “de tierra plana” de la economía convencional, invita a “la necesidad de revisar la especie de panacea universal que es hoy el desarrollo, para abrir la reflexión hacia enfoques transdiciplinares capaces de ofrecer interpretaciones más realistas y enriquecedores de lo que está pasando en el mundo”.
Óscar Carpintero es el brillante autor de una creciente y muy interesante serie de publicaciones que abordan, desde la economía ecológica o bioeconomía, la situación económica actual, así como las raíces del pensamiento de esta disciplina social. En su ya extensa producción bibliográfica destaca el libro El metabolismo de la economía española. Recursos naturales y huella ecológica (1955-2000)*., editado por la Fundación César Manrique, formando parte de la Colección economía vs naturaleza. Según Pedro Prieto, Vicepresidente de la Asociación para el estudio de los recursos energéticos (AEREN), “este libro presenta, desde un enfoque económico más amplio del habitual, un análisis de los principales cambios operados en el «metabolismo» de la economía española en la segunda mitad del siglo XX, ofreciendo información inédita sobre sus requerimientos de energía y materiales y sus consecuencias ambientales. Se estudia así con detalle el paso desde una economía de la «producción» apoyada básicamente en recursos renovables (biomasa agrícola, forestal,...) a una economía de la «extracción» o «adquisición» de recursos no renovables (combustibles fósiles, minerales,...), refutando la hipótesis de un supuesto desarrollo económico «desmaterializado». El libro muestra además cómo los mecanismos del desarrollo vinculados al comercio internacional y a las finanzas cambiaron la posición de la economía española de abastecedora a receptora neta de capitales, recursos y población procedentes del resto del mundo, evidenciando la imposibilidad de generalizar dichos mecanismos”. Un avance muy elemental de este libro puede ser leido en la publicación Economía Industrial, que en el año 2003 editó el artículo “Los requerimientos totales de materiales en la economía española. Una visión a largo plazo: 1955-2000”. También en Ecología Política podemos encontrar un estudio similar, previo a la publicación del libro “El metabolismo…”. Conjuntamente con Naredo, podemos encontrar La cara oculta del desarrollo: interacción entre los sistemas económicos y ecológicos (con reflexiones sobre la economía española en la segunda mitad del siglo xx). Por último, desarrolla también este concepto de la “falsa desmaterialización” de la economía española y el crecimiento exponencial del uso de energía y materiales, así como su relación con el consumo, en el artículo “Pautas de consumo, desmaterialización y nueva economía: entre la realidad y el deseo”, disponible aquí.
El importante y extenso libro de “El metabolismo…” (de 636 páginas) fue prologado por el maestro y director de la Tesis doctoral de Óscar Carpintero (de la que parte el libro), José Manuel Naredo, una de las figuras más prominentes y prolíficas de la economía ecológica nacional y, probablemente, internacional. En el prólogo, Naredo ensalza el “enfoque pluridimensional” del análisis de Carpintero – de acuerdo con los principios elementales de la bioeconomía, podríamos añadir – abriendo “nuevas posibilidades de interpretar, con conocimiento de causa, la materialidad y el significado de los procesos llamados de producción y de consumo, con sus correspondientes funciones agregadas y su relación con el medio ambiente o la sostenibilidad ecológica que tanta literatura económica ha destilado”. Naredo, como por supuesto Carpintero y la creciente nómina de economistas que se alejan de la deriva de la interpretación “de tierra plana” de la economía convencional, invita a “la necesidad de revisar la especie de panacea universal que es hoy el desarrollo, para abrir la reflexión hacia enfoques transdiciplinares capaces de ofrecer interpretaciones más realistas y enriquecedores de lo que está pasando en el mundo”.
Encontramos una breve reseña de este estupendo libro, realizada por Julio Loras Zaera en Página Abierta, y difundido a través de la web de pensamiento crítico.
Nos habló Carpintero en su intervención acerca de que la sostenibilidad, en el marco interpretativo que da la economía ecológica, tiene que ver con la “escala”, las dimensiones, el flujo físico de energía, materiales y residuos del metabolismo económico, expresado mediante el término “requerimiento total de materiales” (RTM). El uso de este soporte de “flujos” nos ayuda a desbancar con solvencia los recurrentes mitos de la desmaterialización de la economía, y la manida llamada al “progreso tecnológico” como mágico bálsamo para la solución de los problemas metabólicos (acceso a los recursos, “digestión” de los residuos) que tiene inevitablemente un sistema abierto y lineal en términos físicos, como el de nuestro modelo económico.
El análisis de los Requerimientos Totales de Materiales (RTM), medido en toneladas de flujos físicos, nos lleva a considerar también a los llamados “flujos ocultos”, y no sólo a los productos terminados. Así, explicó Carpintero, a 10 gramos de oro hay que añadir 3.500 kg de materiales removidos, de desecho.
España, en apenas 45 años ha experimentado, sin duda alguna, la mayor transformación en el flujo de materiales y energía de toda su historia. Desde 1955 al año 2000, en el tránsito de una economía de sociedad básicamente agrícola a la actual sociedad industrial, turística y urbanizadora, el uso de materiales y producción de residuos, medidos en kilogramos por habitante y día, ha pasado de 5 a 55, en el uso de materias primas; de 12 a 120, en el uso de oxígeno; de 20 a 1.150, en el uso de agua; y, finalmente, de 36 a 1325 en la producción de residuos. Siguiendo a Carpintero, el metabolismo humano endosomático que precisa una persona para vivir (dividible en agua, alimentos y oxígeno) asciende a 53 millones de toneladas al año, mientras que el metabolismo económico actual requiere de 1.500 millones de toneladas al año de materiales: esto es, satisfacer las necesidades biológicas de la población española en la actualidad (año 2000) supone el 3% del tonelaje movido por la economía española, de cuya cantidad un tercio se importa. Consecuencia de ese impresionante crecimiento exponencial es el dato de que en el periodo analizado (1955-2000), mientras que la población se multiplicó por 1.4, los requerimientos totales de materiales lo hicieron en un 5.6; los recursos abióticos (minerales, energía fósil, etc.) en un 12.4; los bióticos, en un 2.1, y el PIB en un 5.5. Escribe Carpintero en el artículo citado que “los flujos energéticos totales (domésticos e importados) con cargo a las reservas de la corteza terrestre se multiplicaron entre 1955-2000 por casi siete veces —de los 17 millones de mediados de siglo a los 119 a finales del mismo—, los minerales no metálicos lo hicieron por siete, y los productos de cantera por 24. Esta es nuestra economía, un sistema de exigencia exponencial y creciente de materiales y energía. Por otro lado, añado, pareciera que esta necesidad de crecimiento exponencial del uso de materiales podría resultar caprichosa para la obtención de los niveles mínimos de satistacción, y que políticas correctoras de eificiencia permitirían reducir sustancialmente estos requerimientos. Sin embargo, sabemos que la eficiencia tiene sus límites en la Paradoja de Jevons y la Ley de los rendimientos decrecientes y que, por otro lado, la generación creciente de necesidades que precisa el crecimiento exponencial hace prácticamente imposible, en ese escenario, reducir los requerimientos totales de materiales que España y las zonas desarrolladas precisan.
Más en detalle, Carpintero ha escrito que: “en términos globales, los RTM (directos más ocultos) de la economía española han experimentado un crecimiento notable en el último medio siglo, pasando de 267 millones de toneladas en 1955 a 1.508 millones en 2000, sin incluir la erosión. Este incremento en más de cinco veces ha corrido parejo al del PIB al coste de los factores, superando con creces al propio crecimiento de la población.
Añade Carpintero que en España un tercio de los materiales y recursos se importan desde el exterior. Hay que tener en cuenta que en Canarias, esta proporción adquiriría proporciones mucho mayores ya que, exceptuando recursos de cantería para la construcción, el agua obtenida en algunas islas de los acuíferos, la escasa producción agropecuaria, y alguna aportación del exiguo recurso de energía renovable existente en las islas, la práctica totalidad de los materiales y energía (en este caso, el equivalmente al 99,4% de la energía primaria de las islas) se trae del exterior.
Habla Carpintero de “la gran intensificación” cuando se refiere al uso de los “recursos bióticos o renovables” en este modelo de crecimiento exponencial. En el caso de la agricultura, habla de que literalmente comemos petróleo, por lo que se ha convertido esta actividad en un sector “no renovable e hipotecado energética e hídricamente”. La agricultura actual, como decía el profesor Albert Bartlett, es el arte de usar tierra y agua para convertir petróleo en alimentos. Por su parte, también la ganadería se ha transformado radicalmente, pasando del abandono de los recursos pascícolas y acudiendo masivamente al consumo de grano, tanto interno (el 60% del grano que se produce en España tiene como destino la alimentación animal) como importado, añadiendo un importante “input energético” al usar cereal para alimentar al ganado, frente al consumo mayoritario de pastos no digeribles por el hombre que hacía tradicionalmente la ganadería extensiva. Todos estos conceptos han sido desarrollados en su publicación, “Sobre la evolución de los balances energéticos de la agricultura española, 1950-2000”, publicado en Historia Agraria. Una de las principales conclusiones de esta aportación es que la eficiencia energética de la agricultura en España ha descendido brutalmente desde 1950 al año 2000, de tal manera que en el primer año se obtenían 6,4 kilocalorías de nutrientes por cada kilocaloría empleada, mientras que en año 1999 la propoción era únicamente de 1,27 kilokalorías por kilocaloría empleada.
Uno de los factores más importantes en la “intensificación energética y de uso de materiales” de la nueva actividad agropecuaria, ha sido el cambio de dieta hacia la carne que ha hecho la dieta española en las últimas décadas. Según Carpintero, se precisa un millón de kilocalorías para que una persona pueda vivir en un año. Para satisfacer esos requerimientos energéticos, se requeriría, en una hipotética dieta únicamente carnívora, 4.796 metros cuadrados por persona, frente a los 1.293 metros cuadrados que requiere la dieta vegetariana. Un dato importante: mientras que la carne supone el 20% del peso de la comida ingerida, su “huella” (en forma de requerimientos de energía y materiales) alcanza el 50%.
España, y por ende Canarias, con mayor ímpetu, si cabe, ha experimentado cambios drásticos en su metabolismo económico: ha pasado de “la economía de la producción a la economía de la adquisición”. En el documento: Recursos naturales y crecimiento económico en España (1955-2000): de la “economía de la producción” a la “economía de la adquisición”, del propio Óscar Carpintero se puede ahondar en este concepto, y resulta una magnífica introducción al trabajo del economista, a la par que recoge buena parte de los ilustrativos gráficos confeccionados y usados por el profesor en su conferencia.
Nuestra economía, ha experimentado un “tránsito desde una economía de la producción hacia una economía de la adquisición, el “milagro económico” observado a partir de los años sesenta entrañó otra transformación profunda en el metabolismo de la economía española: en términos físicos, España dejó de ser abastecedora neta de recursos naturales al resto del mundo para convertirse en importadora neta de materias primas”. España y Canarias se abastecen del resto del mundo de energía, materiales e inclusive abundante población, mientras que eran netas exportadoras de productos y población hace 50 años.
Esta política de adquisición del exterior ha llevado a que España tenga una huella ecológica considerable: mientras que su actual consumo de recursos requeriría disponer de 5 hectáreas de territorio por persona, el pais únicamente dispone de 1,2 hectáreas de territorio, por lo que el déficit ecológico asciende a 20 millones de hectáreas, que España está sustrayendo de algún otro territorio del mundo (de forma global, de los países pobres) a costa de que éste tenga déficit de territorio para cubrir sus necesidades (dedica su espacio, cruelmente, a satisfacer las de los demás, recibiendo a cambio pagos de escaso valor monetario). En concreto, escribe el autor que “mientras en 1955 el 95% se localizaba en el interior de las fronteras, cuarenta años más tarde ese porcentaje se había reducido en treinta puntos, situándose en el 61%; circunstancia que pone de relieve el creciente peso de los flujos de recursos naturales procedentes de otros territorios para alimentar nuestro modo de producción y consumo, con el consiguiente deterioro ambiental tanto interno como externo”. Añadimos nosotros que Canarias, como se ha dicho, tendría porcentajes muy superiores de flujos del exterior en porcentaje.
La construcción en España: Carpintero dedicó buena parte de su intervención a desentrañar el boom inmobiliario y de la construcción de España (que no sólo es un fenómeno de nuestro país, aunque en éste se ha dado de forma extrema). Cabe destacar que en Canarias este “boom” ha sido aún más acentuado, según confirman diversos estudios estadísticos sobre construcción de número de viviendas (especialmente La Caixa, en un Informe especial sobre vivienda y demografía, del año 2006).
Carpintero ha analizado en diversas publicaciones el impresionante fenómeno de la burbuja inmobiliaria, en publicación con Carmen Marcos y José Manuel Naredo. En concreto, en El patrimonio en vivienda y su distribución regional, donde los autores advierten de algo que se está convirtiendo en los prolegómenos del descenso de la burbuja, en un factor determinante: “los créditos contraídos por los hogares con las instituciones financieras superan ya a los fondos depositados en ellas por los propios hogares, convirtiéndolos así en demandantes netos de financiación. Este desfase está cubriéndose ampliamente con la entrada de depósitos y otros capitales del resto del mundo que, bajo el paraguas y la disciplina del euro, permiten a la economía española expandir el boom inmobiliario más allá de lo que cabría esperar en otras circunstancias”. El grave endeudamiento supondrá, con el encarecimiento progresivo del dinero, un hándicap importante para la “desconexión del dinero financiero” que, probablemente, en su particular burbuja especulativa, dará sustos muy importantes a la economía hispana. La Fundación de Cajas de Ahorro (FUNCAS) publicó “Patrimonio inmobiliario y balance nacional de la economía española (1991-2004)” de los citados autores (2005), donde se recogen estas y otras apreciaciones. / José Manuel Naredo, Óscar Carpintero y Carmen Marcos; (2005), nº 4
Además, este boom ha convertido y transformado el paisaje de forma radical, especialmente, en lo referido a la urbanización difusa, transformada en una enfermedad con el comportamiento de los tumores. José Manuel Naredo es el padre intelectual de esta idea, en la que se establece la analogía entre el melanoma y el modelo de urbanización actual que predomina en el país. Así, un melanoma, como el modelo de “conurbación difusa”, se caracteriza por el “crecimiento rápido incontrolado”, la “metástasis en diferentes lugares” (con crecimientos en lugares apartados); “indiferenciación de las células malignas (mediante la extensión del estilo universal en la construcción); y la invasión y destrucción de los tejidos adyacentes, acabando con lo anteriormente existente, sea esto paisaje rural o edificación previa. Naredo desarrolla esta idea en el artículo “Diagnóstico sobre la sostenibilidad: la especie humana como patología terrestre”, de marzo de 2004.
¿Cómo será el proceso de desinfle de la burbuja inmobiliaria, en este ciclo económico de contracción del consumo, debido a los altos precios de la energía y a otros factores? ¿Se ha agotado el modelo del ladrillo español, el del bloque canario?
Carpintero finalizó su intervención, que fue seguida de un largo debate, con la advertencia de que la economía convencional no estaba reflejando, ni mucho menos, los impactos sociales y ambientales de su actividad, en los mecanismos habituales de asignación de precios. Citando a Herman Daly, el principal discípulo del padre de la bioeconomía, Nicholas Georgescu Roegen, comparó a lo que muestra la economía convencional de la realidad a un Iceberg. Naredo habla de la “sombra” de este modelo económico que esconde los flujos de materiales y energía que están deteriorando de forma acelerada nuestro sustento y posibilidad de mantenimiento del mismo.
Urge cambiar, por tanto, añado, las reglas de funcioamiento de este sistema económico, porque la insistencia en el mismo, llevará a nuestras sociedades al colapso, más temprano que tarde, acelerado por el decrecimiento de los flujos de energía debido al cenit y declive del petróleo. Promete ser importante el desmembramiento económico y social resultante del declive, salvo que planifiquemos instrumentos económicos que reduzcan de forma sustancial, cooperativa y urgente los flujos de energía y materiales en valores absolutos y relativos que nuestra sociedad usa.
Óscar Carpintero se adentra en la figura de Nicholas Georgescu – Roegen.
Uno de los aspectos a los que nuestro autor ha dedicado más tiempo en los últimos años es al estudio de la figura de Nicholas Georgescu Roegen, el economista padre de la “bioeconomía” o “economía ecológica”, cuyos análisis están en la base teórica y metodológica del propio trabajo de Carpintero.
El propio Carpintero publicó un nuevo libro con el título “La bioeconomía de Nicholas Georgescu – Roegen” (2006, editorial Montesinos), que repasa la biografía de este economista clave para entender las relaciones entre naturaleza, sociedad y economía. Reseñaremos en su momento este espléndido documento en español.
Un avance del Libro “La bioeconomía de Nicholas Georgescu Roegen” lo podemos encontrar en este artículo del propio Carpintero: Economía y ciencias de la naturaleza: algunas consideraciones sobre el legado de Nicholas Georgescu – Roegen.
En este artículo se destaca la transdiciplinariedad, su carácter de hombre del “renacimiento” por sus profundos conocimientos, y lo marginado que se mantuvo de la consideración de los economistas contemporáneos a él, que no podían rebatir el uso que de las leyes de la termodinámica hacía el economista rumano americano para explicar las limitaciones del crecimiento exponencial en un mundo finito. También un economista que combatió, por tanto, el lineal y unidimensional “dogma mecanicista” aplicado a la economía que se apoderó de los economistas neoclásicos.
En la entrevista con Óscar Carpintero, “Nicholas Georgescu-Roegen:Más que un economista heterodoxo”, realizada por Salvador López Arnal, y reproducida en la publicación electrónica “La Insignia”, en mayo de 2006, el economista desgrana los principales ingredientes del pensamiento de este ilustre economista, clave para entender la necesidad del decrecimiento.
En esta página se ubicará próximamente una reseña de un nuevo y magnífico libro de Óscar Carpintero., como ya la hay publicada en un blog amigo de decrecimiento.
Óscar Carpintero también refleja su actitud de compromiso con un modelo de desarrollo “más saludable”, en palabras de Naredo, contribuyendo a análisis de actualidad, como es el caso del artículo Biocombustibles y uso energético de la biomasa: una análisis crítico, publicado en “El ecologista”, nº 49, de otoño de 2006, y en el que pone en cuestión debido a su baja rentabilidad energética (o energía neta) que ofrecen los cultivos energéticos. También el autor ha profundizado en un análisis de economía ecológica de los conflictos por el agua, en el artículo “Los costes económicos ocultos del trasvase Ebro – Litoral”.
El análisis de los Requerimientos Totales de Materiales (RTM), medido en toneladas de flujos físicos, nos lleva a considerar también a los llamados “flujos ocultos”, y no sólo a los productos terminados. Así, explicó Carpintero, a 10 gramos de oro hay que añadir 3.500 kg de materiales removidos, de desecho.
España, en apenas 45 años ha experimentado, sin duda alguna, la mayor transformación en el flujo de materiales y energía de toda su historia. Desde 1955 al año 2000, en el tránsito de una economía de sociedad básicamente agrícola a la actual sociedad industrial, turística y urbanizadora, el uso de materiales y producción de residuos, medidos en kilogramos por habitante y día, ha pasado de 5 a 55, en el uso de materias primas; de 12 a 120, en el uso de oxígeno; de 20 a 1.150, en el uso de agua; y, finalmente, de 36 a 1325 en la producción de residuos. Siguiendo a Carpintero, el metabolismo humano endosomático que precisa una persona para vivir (dividible en agua, alimentos y oxígeno) asciende a 53 millones de toneladas al año, mientras que el metabolismo económico actual requiere de 1.500 millones de toneladas al año de materiales: esto es, satisfacer las necesidades biológicas de la población española en la actualidad (año 2000) supone el 3% del tonelaje movido por la economía española, de cuya cantidad un tercio se importa. Consecuencia de ese impresionante crecimiento exponencial es el dato de que en el periodo analizado (1955-2000), mientras que la población se multiplicó por 1.4, los requerimientos totales de materiales lo hicieron en un 5.6; los recursos abióticos (minerales, energía fósil, etc.) en un 12.4; los bióticos, en un 2.1, y el PIB en un 5.5. Escribe Carpintero en el artículo citado que “los flujos energéticos totales (domésticos e importados) con cargo a las reservas de la corteza terrestre se multiplicaron entre 1955-2000 por casi siete veces —de los 17 millones de mediados de siglo a los 119 a finales del mismo—, los minerales no metálicos lo hicieron por siete, y los productos de cantera por 24. Esta es nuestra economía, un sistema de exigencia exponencial y creciente de materiales y energía. Por otro lado, añado, pareciera que esta necesidad de crecimiento exponencial del uso de materiales podría resultar caprichosa para la obtención de los niveles mínimos de satistacción, y que políticas correctoras de eificiencia permitirían reducir sustancialmente estos requerimientos. Sin embargo, sabemos que la eficiencia tiene sus límites en la Paradoja de Jevons y la Ley de los rendimientos decrecientes y que, por otro lado, la generación creciente de necesidades que precisa el crecimiento exponencial hace prácticamente imposible, en ese escenario, reducir los requerimientos totales de materiales que España y las zonas desarrolladas precisan.
Más en detalle, Carpintero ha escrito que: “en términos globales, los RTM (directos más ocultos) de la economía española han experimentado un crecimiento notable en el último medio siglo, pasando de 267 millones de toneladas en 1955 a 1.508 millones en 2000, sin incluir la erosión. Este incremento en más de cinco veces ha corrido parejo al del PIB al coste de los factores, superando con creces al propio crecimiento de la población.
Añade Carpintero que en España un tercio de los materiales y recursos se importan desde el exterior. Hay que tener en cuenta que en Canarias, esta proporción adquiriría proporciones mucho mayores ya que, exceptuando recursos de cantería para la construcción, el agua obtenida en algunas islas de los acuíferos, la escasa producción agropecuaria, y alguna aportación del exiguo recurso de energía renovable existente en las islas, la práctica totalidad de los materiales y energía (en este caso, el equivalmente al 99,4% de la energía primaria de las islas) se trae del exterior.
Habla Carpintero de “la gran intensificación” cuando se refiere al uso de los “recursos bióticos o renovables” en este modelo de crecimiento exponencial. En el caso de la agricultura, habla de que literalmente comemos petróleo, por lo que se ha convertido esta actividad en un sector “no renovable e hipotecado energética e hídricamente”. La agricultura actual, como decía el profesor Albert Bartlett, es el arte de usar tierra y agua para convertir petróleo en alimentos. Por su parte, también la ganadería se ha transformado radicalmente, pasando del abandono de los recursos pascícolas y acudiendo masivamente al consumo de grano, tanto interno (el 60% del grano que se produce en España tiene como destino la alimentación animal) como importado, añadiendo un importante “input energético” al usar cereal para alimentar al ganado, frente al consumo mayoritario de pastos no digeribles por el hombre que hacía tradicionalmente la ganadería extensiva. Todos estos conceptos han sido desarrollados en su publicación, “Sobre la evolución de los balances energéticos de la agricultura española, 1950-2000”, publicado en Historia Agraria. Una de las principales conclusiones de esta aportación es que la eficiencia energética de la agricultura en España ha descendido brutalmente desde 1950 al año 2000, de tal manera que en el primer año se obtenían 6,4 kilocalorías de nutrientes por cada kilocaloría empleada, mientras que en año 1999 la propoción era únicamente de 1,27 kilokalorías por kilocaloría empleada.
Uno de los factores más importantes en la “intensificación energética y de uso de materiales” de la nueva actividad agropecuaria, ha sido el cambio de dieta hacia la carne que ha hecho la dieta española en las últimas décadas. Según Carpintero, se precisa un millón de kilocalorías para que una persona pueda vivir en un año. Para satisfacer esos requerimientos energéticos, se requeriría, en una hipotética dieta únicamente carnívora, 4.796 metros cuadrados por persona, frente a los 1.293 metros cuadrados que requiere la dieta vegetariana. Un dato importante: mientras que la carne supone el 20% del peso de la comida ingerida, su “huella” (en forma de requerimientos de energía y materiales) alcanza el 50%.
España, y por ende Canarias, con mayor ímpetu, si cabe, ha experimentado cambios drásticos en su metabolismo económico: ha pasado de “la economía de la producción a la economía de la adquisición”. En el documento: Recursos naturales y crecimiento económico en España (1955-2000): de la “economía de la producción” a la “economía de la adquisición”, del propio Óscar Carpintero se puede ahondar en este concepto, y resulta una magnífica introducción al trabajo del economista, a la par que recoge buena parte de los ilustrativos gráficos confeccionados y usados por el profesor en su conferencia.
Nuestra economía, ha experimentado un “tránsito desde una economía de la producción hacia una economía de la adquisición, el “milagro económico” observado a partir de los años sesenta entrañó otra transformación profunda en el metabolismo de la economía española: en términos físicos, España dejó de ser abastecedora neta de recursos naturales al resto del mundo para convertirse en importadora neta de materias primas”. España y Canarias se abastecen del resto del mundo de energía, materiales e inclusive abundante población, mientras que eran netas exportadoras de productos y población hace 50 años.
Esta política de adquisición del exterior ha llevado a que España tenga una huella ecológica considerable: mientras que su actual consumo de recursos requeriría disponer de 5 hectáreas de territorio por persona, el pais únicamente dispone de 1,2 hectáreas de territorio, por lo que el déficit ecológico asciende a 20 millones de hectáreas, que España está sustrayendo de algún otro territorio del mundo (de forma global, de los países pobres) a costa de que éste tenga déficit de territorio para cubrir sus necesidades (dedica su espacio, cruelmente, a satisfacer las de los demás, recibiendo a cambio pagos de escaso valor monetario). En concreto, escribe el autor que “mientras en 1955 el 95% se localizaba en el interior de las fronteras, cuarenta años más tarde ese porcentaje se había reducido en treinta puntos, situándose en el 61%; circunstancia que pone de relieve el creciente peso de los flujos de recursos naturales procedentes de otros territorios para alimentar nuestro modo de producción y consumo, con el consiguiente deterioro ambiental tanto interno como externo”. Añadimos nosotros que Canarias, como se ha dicho, tendría porcentajes muy superiores de flujos del exterior en porcentaje.
La construcción en España: Carpintero dedicó buena parte de su intervención a desentrañar el boom inmobiliario y de la construcción de España (que no sólo es un fenómeno de nuestro país, aunque en éste se ha dado de forma extrema). Cabe destacar que en Canarias este “boom” ha sido aún más acentuado, según confirman diversos estudios estadísticos sobre construcción de número de viviendas (especialmente La Caixa, en un Informe especial sobre vivienda y demografía, del año 2006).
Carpintero ha analizado en diversas publicaciones el impresionante fenómeno de la burbuja inmobiliaria, en publicación con Carmen Marcos y José Manuel Naredo. En concreto, en El patrimonio en vivienda y su distribución regional, donde los autores advierten de algo que se está convirtiendo en los prolegómenos del descenso de la burbuja, en un factor determinante: “los créditos contraídos por los hogares con las instituciones financieras superan ya a los fondos depositados en ellas por los propios hogares, convirtiéndolos así en demandantes netos de financiación. Este desfase está cubriéndose ampliamente con la entrada de depósitos y otros capitales del resto del mundo que, bajo el paraguas y la disciplina del euro, permiten a la economía española expandir el boom inmobiliario más allá de lo que cabría esperar en otras circunstancias”. El grave endeudamiento supondrá, con el encarecimiento progresivo del dinero, un hándicap importante para la “desconexión del dinero financiero” que, probablemente, en su particular burbuja especulativa, dará sustos muy importantes a la economía hispana. La Fundación de Cajas de Ahorro (FUNCAS) publicó “Patrimonio inmobiliario y balance nacional de la economía española (1991-2004)” de los citados autores (2005), donde se recogen estas y otras apreciaciones. / José Manuel Naredo, Óscar Carpintero y Carmen Marcos; (2005), nº 4
Además, este boom ha convertido y transformado el paisaje de forma radical, especialmente, en lo referido a la urbanización difusa, transformada en una enfermedad con el comportamiento de los tumores. José Manuel Naredo es el padre intelectual de esta idea, en la que se establece la analogía entre el melanoma y el modelo de urbanización actual que predomina en el país. Así, un melanoma, como el modelo de “conurbación difusa”, se caracteriza por el “crecimiento rápido incontrolado”, la “metástasis en diferentes lugares” (con crecimientos en lugares apartados); “indiferenciación de las células malignas (mediante la extensión del estilo universal en la construcción); y la invasión y destrucción de los tejidos adyacentes, acabando con lo anteriormente existente, sea esto paisaje rural o edificación previa. Naredo desarrolla esta idea en el artículo “Diagnóstico sobre la sostenibilidad: la especie humana como patología terrestre”, de marzo de 2004.
¿Cómo será el proceso de desinfle de la burbuja inmobiliaria, en este ciclo económico de contracción del consumo, debido a los altos precios de la energía y a otros factores? ¿Se ha agotado el modelo del ladrillo español, el del bloque canario?
Carpintero finalizó su intervención, que fue seguida de un largo debate, con la advertencia de que la economía convencional no estaba reflejando, ni mucho menos, los impactos sociales y ambientales de su actividad, en los mecanismos habituales de asignación de precios. Citando a Herman Daly, el principal discípulo del padre de la bioeconomía, Nicholas Georgescu Roegen, comparó a lo que muestra la economía convencional de la realidad a un Iceberg. Naredo habla de la “sombra” de este modelo económico que esconde los flujos de materiales y energía que están deteriorando de forma acelerada nuestro sustento y posibilidad de mantenimiento del mismo.
Urge cambiar, por tanto, añado, las reglas de funcioamiento de este sistema económico, porque la insistencia en el mismo, llevará a nuestras sociedades al colapso, más temprano que tarde, acelerado por el decrecimiento de los flujos de energía debido al cenit y declive del petróleo. Promete ser importante el desmembramiento económico y social resultante del declive, salvo que planifiquemos instrumentos económicos que reduzcan de forma sustancial, cooperativa y urgente los flujos de energía y materiales en valores absolutos y relativos que nuestra sociedad usa.
Óscar Carpintero se adentra en la figura de Nicholas Georgescu – Roegen.
Uno de los aspectos a los que nuestro autor ha dedicado más tiempo en los últimos años es al estudio de la figura de Nicholas Georgescu Roegen, el economista padre de la “bioeconomía” o “economía ecológica”, cuyos análisis están en la base teórica y metodológica del propio trabajo de Carpintero.
El propio Carpintero publicó un nuevo libro con el título “La bioeconomía de Nicholas Georgescu – Roegen” (2006, editorial Montesinos), que repasa la biografía de este economista clave para entender las relaciones entre naturaleza, sociedad y economía. Reseñaremos en su momento este espléndido documento en español.
Un avance del Libro “La bioeconomía de Nicholas Georgescu Roegen” lo podemos encontrar en este artículo del propio Carpintero: Economía y ciencias de la naturaleza: algunas consideraciones sobre el legado de Nicholas Georgescu – Roegen.
En este artículo se destaca la transdiciplinariedad, su carácter de hombre del “renacimiento” por sus profundos conocimientos, y lo marginado que se mantuvo de la consideración de los economistas contemporáneos a él, que no podían rebatir el uso que de las leyes de la termodinámica hacía el economista rumano americano para explicar las limitaciones del crecimiento exponencial en un mundo finito. También un economista que combatió, por tanto, el lineal y unidimensional “dogma mecanicista” aplicado a la economía que se apoderó de los economistas neoclásicos.
En la entrevista con Óscar Carpintero, “Nicholas Georgescu-Roegen:Más que un economista heterodoxo”, realizada por Salvador López Arnal, y reproducida en la publicación electrónica “La Insignia”, en mayo de 2006, el economista desgrana los principales ingredientes del pensamiento de este ilustre economista, clave para entender la necesidad del decrecimiento.
En esta página se ubicará próximamente una reseña de un nuevo y magnífico libro de Óscar Carpintero., como ya la hay publicada en un blog amigo de decrecimiento.
Óscar Carpintero también refleja su actitud de compromiso con un modelo de desarrollo “más saludable”, en palabras de Naredo, contribuyendo a análisis de actualidad, como es el caso del artículo Biocombustibles y uso energético de la biomasa: una análisis crítico, publicado en “El ecologista”, nº 49, de otoño de 2006, y en el que pone en cuestión debido a su baja rentabilidad energética (o energía neta) que ofrecen los cultivos energéticos. También el autor ha profundizado en un análisis de economía ecológica de los conflictos por el agua, en el artículo “Los costes económicos ocultos del trasvase Ebro – Litoral”.
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