lunes, enero 29, 2007
Un programa de crecimiento sostenible para Canarias, o cómo garantizar el colapso y el decrecimiento caótico
Observaciones al PROGRAMA OPERATIVO FEDER DE CANARIAS 2007-2013 - Versión preliminar y a su Informe de Sostenibilidad Ambiental.
Canarias, como región beneficiaria de dotaciones presupuestarias de fondos comunitarias, amén de los beneficios fiscales derivados del régimen específico de integración en la Unión Europea (Régimen Económico y Fiscal), debe tener un "Programa Operativo Integrado (POI)" propio, para el periodo 2007-2013, a través del cual justificar la realización de intervenciones sobre su economía merecedoras de financiación comunitaria. Este texto es una valoración general del documento preliminar y oficial presentado a información pública por el Gobierno de Canarias.
“Puede continuar el crecimiento o puede alargarse la estadía del homo sapiens sobre la Tierra. Hoy es difícil creer que ambas cosas sean posibles simultáneamente”.
Ernest García
“Si la expansión material de nuestros sistemas socioeconómicos ha tocado techo,
si hemos “llenado el mundo”, entonces nos hallamos en una situación histórica nueva.
Preservar lo que hay tendrá en muchos casos más importancia que crear lo que no hay”.
Jorge Riechmann
I. Reflexiones de contextualización:
El Informe preliminar del PROGRAMA OPERATIVO FEDER DE CANARIAS 2007-2013 y su Informe de Sostenibilidad Ambiental (en adelante, POI) presenta las características propias de un programa de expansión económica convencional, centrado en el crecimiento (126 referencias en el texto), en la competitividad (54 referencias), con añadidos relativos a la “sociedad de la información”, y a una singular forma de visualizar el “desarrollo sostenible” y la “cohesión territorial”. Podemos calificar de “continuista” en las principales líneas que marcan las prioridades del documento: ampliación de infraestructuras, especialmente de energía y transporte, insistiendo particularmente en el llamado “eje transinsular de transportes”, en la introducción del gas en las islas así como en la “internacionalización de la economía canaria”. Igualmente se incide en el apoyo a la tecnologización de los emprendedores de la economía canaria y a su entrada en la llamada “economía del conocimiento”.
El texto del POI se esmera en identificar la necesidad del crecimiento económico para garantizar los objetivos de “desarrollo regional”. Es evidente que en el actual modelo económico el crecimiento económico es un factor importante para el crecimiento del número de ocupados. Ahora bien, como bien sabemos, el crecimiento indefinido no es posible en un mundo finito, por lo que en algún momento se detendrá el crecimiento.
La principal carencia del documento que se analiza – carencia, por lo demás, recurrente en la mayoría de los diagnósticos y planificaciones económicas convencionales – es la falta de análisis y contextualización de la situación de los recursos básicos para el desarrollo del modelo económico propuesto, así como de su accesibilidad y límites en su disponibilidad. Leyendo las líneas de este Informe pareciera que no existen límites a la expansión de la economía canaria, más allá de las dotaciones presupuestarias asignadas que permiten hacer éstos y no otros proyectos.
Esta abstracción del mundo físico que hace el documento propuesto es la que genera buena parte de los problemas socioambientales que existen, y el principal problema a la hora de plantear estrategias que hagan compatible el mantenimiento de una determinada estructura socioeconómica con su viabilidad en el tiempo (su “sostenibilidad”, al fin y al cabo). Se parte, en el documento que se comenta, de que existen y existirá, sin límite aparente alguno, libre disposición de energía, materiales, flujos de ambos recursos en la cantidad que se requiera. El límite parece ser monetario, no físico.
Sin embargo, el Planeta atraviesa, como es sabido, una crisis de recursos naturales sin precedentes: desde la Conferencia de la Biosfera organizada por la UNESCO en 1968 hasta la “Cumbre mundial sobre desarrollo sostenible” de Johannesburgo (2002), pasando por la Conferencia de NN.UU. sobre medioambiente y desarrollo de 1992 (“Cumbre de Río”), han sido innumerables los Informes, comunicaciones, estudios, etc. que constatan un deterioro sin precedentes en la capacidad de sustentación de la vida en el Planeta: el cambio del clima, el cenit del petróleo, la deforestación masiva, el agujero de la capa de ozono, el avance sistemático de la desertificación, el agotamiento de los grandes acuíferos y cuencas pluviales, la esquilmación de las pesquerías, etc. son todos ellos problemas que ya causan graves modificaciones y limitaciones objetivas para los sistemas socioeconómicos, migraciones importantes, y amenazan literalmente la supervivencia de muchas zonas del mundo. Todos estos efectos parten de una causa fundamental: el mantenimiento del crecimiento económico exponencial, especialmente en el mundo “desarrollado”, ligado al uso intensivo de recursos. Numerosos estudios (Carpintero, 2005 ; Alekllet, 2006 ) cuestionan la tan manida “desmaterialización” de la economía.
Históricamente, la relación entre PIB y consumo de recursos y, singularmente, de energía, es prácticamente simétrica. A más PIB, más empleo y más consumo de energía y recursos. Hay que incrementar la cantidad de recursos para seguir generando crecimiento. La eficiencia no basta. Las estrategias de “eficiencia” tienen el límite de la Paradoja de Jevons y de los rendimientos decrecientes : no se puede ser eficiente de forma permanente, y pretender crecer al mismo tiempo. En nuestro modelo de crecimiento exponencial, los ahorros en eficiencia son utilizados para crecer en otros sectores, es decir, hay crecimiento en valores absolutos; por otro lado, la eficiencia tiene el límite del funcionamiento operativo del sistema (un avión precisa de una cantidad determinada de queroseno para funcionar, aunque la eficiencia de las turbinas hoy sea muy superior a la de hace años), y si el sistema requiere cada vez más producción, tarde o temprano se incrementarán los requerimientos de materiales y energía, reduciéndose los rendimientos si no se atiende a ese incremento. Citando a Jorge Riechmann, “la ecoeficiencia es necesaria, pero no suficiente – insistiremos en ello muchas veces: es un error esperar de las estrategias de ecoeficiencia algo más que un alivio temporal a nuestros problemas”.
Pues bien, el Programa Operativo Integrado de Canarias que se argumenta “sostenible” parte de la necesidad del crecimiento y, en todo caso, que este sea eficiente en consumo de recursos. Ni una cosa ni la otra frenarán la pretensión de consumir más recursos, materiales y energéticos.
La pregunta esencial a abordar es: ¿es posible mantener esta estrategia de crecimiento sin hipotecar seriamente la viabilidad del modelo de desarrollo socioeconómico existente o repercutiendo sobre el futuro inmediato el deterioro que hoy causamos?
Para abordar un problema hay que reconocer primero su existencia. Evidentemente, este documento no reconoce problemas en la expansión de la economía canaria, ni en la economía global, pese a que habla, en su diagnóstico, de la ralentización de muchas de las variables macroeconómicas de las islas en los últimos años. Entiende el documento que es preciso un impulso público al “crecimiento”.
Esta orientación de “crecimiento” es la que define el conjunto del documento que analizamos, y es precisamente la que presenta mayores problemas para abordar una estrategia de “sostenibillidad” real de la economía de las islas. Reiteramos: por definición, es imposible “crecer indefinidamente en un territorio finito”, sea éste el Planeta o las Islas. Lo que plantea el documento es, por lo tanto, un imposible, un oximorón. No es original, sin embargo, en el planteamiento. La mayoría de la Planificación comunitaria está imbuida de esta contradicción.
El problema que encontrarán Canarias y otros territorios en los próximos años será el de la llegada a los “límites del crecimiento” de las Islas, debido a factores estructurales: especialmente el cenit y declive del petróleo, del que las islas dependen en un 99,4%, supondrá un antes y un después de las islas en sus relaciones socioeconómicas. También debido a la presión sobre los ecosistemas menguantes, que está causando serios deterioros de las posibilidades de “crecimiento”, más allá de que hoy ese crecimiento se haga a costa de gravísimas carencias materiales y de recursos de importantes segmentos de la población humana.
II. Observaciones “sectoriales”:
El documento no realiza un diagnóstico riguroso del “estado de los recursos naturales” locales y globales, de los que depende el modelo de desarrollo de las islas. Hay ausencias palpables sobre aspectos esenciales y la consecuencia de los mismos para las islas, carencia que invalida realmente el análisis de las medidas a adoptar. Especialmente,
Cambio climático: las referencias que se hacen en el texto son meramente declarativas. No hay ninguna consideración relevante a este fenómeno de gran importancia para el futuro de nuestras sociedades, ni un mínimo análisis de las repercusiones del mismo sobre las islas y, por tanto, de la necesidad de emplear dotaciones presupuestarias para su mitigación o lucha para su minimización en un futuro. Es el primer problema ambiental del mundo, y parece lógico exigir un compromiso cuantificable de reducción de emisiones de C02, más allá de las retóricas declaraciones de “impulso del transporte público” o de “mejora de la eficiencia energética”.
Energía: no existe referencia alguna al marco de “fin del petróleo barato” y la progresiva carestía del precio de la energía, sin duda alguna el principal problema socioeconómico que afrontarán las islas en el próximo periodo.
Observaciones específicas:
- se considera como objetivo deseable para el año 2013 que las energías renovables ocupen un 7,6 de la “potencia instalada total”, un objetivo absolutamente nimio e insuficiente.
- Se expone la necesidad de reducir la dependencia energética del exterior, pero no se especifica ninguna medida efectiva para lograr ese objetivo. Del resultante de los restantes objetivos, bien al contrario, se deduce que la dependencia energética de Canarias se incrementará con las medidas que se pretenden adoptar (intensificación de los transportes, internacionalización de la economía canaria, introducción del gas natural, ausencia de referencia a la disminución del consumo energético, etc.).
- Se establece como objetivo el incremento de la eficiencia energética en Canarias en un 25%, hasta el año 2015, ofreciendo referencias del Avance de Plan energético de Canarias. Como el Consejo económico y social ha señalado en sus recomendaciones, “aún admitiendo el inconveniente que siempre significa incluir en un plan estos aspectos; predeterminados los objetivos y señalados los medios jurídicos e institucionales, materiales, presupuestarios y financieros, es indispensable el establecimiento de líneas de actuación o conductas más o menos prefijadas, con mayor o menor vinculatoriedad, en relación a los objetivos, se trata de la programación”. Ocurre que el POI se remite al PECAN, pero este tiene una indefinición grave a la hora de concretar esa consecución de “eficiencia energética”.
- El Gas contribuirá a diversificar las fuentes de combustibles fósiles en Canarias, si finalmente se implanta. Podría considerarse este hecho como un aspecto positivo en sí mismo, si no fuera porque: es un combustible fósil que contribuye también al cambio climático (su mayor “limpieza” en la combustión se hace imperceptible en una dinámica de crecimiento económico exponencial); su precio es paralelo a la subida del petróleo; tiene un cenit estimado por los geólogos de ASPO en el año 2020; existe una creciente pugna mundial por su obtención, especialmente por parte de los consumidores de latitudes septentrionales (calefacción); desincentiva la inversión en ahorro, redución del consumo y energías renovables.
Canarias, como resultado de la aplicación de las medidas recogidas en el POI, así como en el conjunto de decisiones actuales de la actual administración, incrementará su vulnerabilidad y dependencia energética en un inmediato futuro.
Transportes: El objetivo fundamental del POI, en este apartado, al que se dedica una sustancial aportación, es la configuración del llamado “Eje Transinsular de Infraestructuras de Transporte”, a través del cual se pretende desarrollar una red de infraestructuras de transporte terrestre, marítimo y aéreo que mejore la interconexión entre las Islas, favoreciendo la creación de un único mercado regional global, y la conexión del Archipiélago con los territorios más próximo (España y Europa, pero también los países Africanos y la Macaronesia).
Este objetivo consiste básicamente en estimular la movilidad intra e interinsular, además de la relacionada con el resto del mundo. Requiere de importantísimas cifras de inversión en infraestructuras.
Los principales efectos “no deseables” de este modelo son:
- Incremento sustancial de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al cambio climático.
- Incremento de la congestión circulatoria y dependencia del vehículo privado para la estructuración socioeconómica de las islas. Destrucción de la “cohesión territorial”.
- Incremento de la dependencia de los diferentes modos de transporte para el estímulo de las actividades socioeconómicas y, por lo tanto, mayor vulnerabilidad del tejido socioproductivo de las islas: deslocalización interinsular de servicios, incremento de costes del producto, etc.
- Mayor dependencia del empleo de la “movilidad intensa” y, por tanto, mayor fragilidad, a tenor de las previsibles subidas de combustible.
El POI estimula la movilidad mucho más allá de lo deseable y, lo que es más preocupante, deposita en ella las posibilidades de expansión de la economía de las islas, cuando las circunstancias de la realidad energética nos están conduciendo a un encarecimiento progresivo de la energía para el transporte.
Agricultura, suelo y desertificación: uno de los problemas ambientales mayores de Canarias es la pérdida de suelo fértil, su abandono y la creciente dependencia alimentaria del exterior, debido al abandono de la actividad agropecuaria y del cuidado de la tierra. Podemos considerar que las referencias a este importante asunto son irrisorias. No contempla el POI una recuperación urgente del suelo desertificado de Canarias, la Comunidad Autónoma con mayor grado de vulnerabilidad en este aspecto; tampoco empeña dotaciones presupuestarias para recuperar este escaso y no renovable recurso.
Como se comentó, pareciera que Canarias no precisa del recurso más esencial para cualquier Comunidad, como su suelo fértil, un recurso estratégico abandonado de forma casi total en las islas. Quizás esta ausencia sea la más significativa muestra de disociación entre las prioridades de “desarrollo” de las islas y esta programación del Programa Operativo Integrado. Si se permite la licencia, pareciera que el POI considera que los alimentos nacen en los supermercados.
Por otro lado, se obvia en el análisis socioeconómico y ambiental que se hace la obligada referencia al proceso de “urbanización” del territorio que Canarias está presenciando en los últimos años y que, sin duda, están sustrayendo importantes recursos no renovables (suelo) y generando importantes impactos territoriales.
Agua: Un párrafo sintetiza la posición del POI entorno a las decisiones sobre el Agua: “Debido al incremento continuo del consumo del agua, cada vez es más necesario utilizar este recurso disponible de la forma más eficiente. Dos indicadores de la eficiencia de la gestión del agua pueden ser la pérdida de agua en el proceso de distribución y el volumen de aguas residuales tratadas”.
El Agua es un recurso renovable con una tasa de uso que permita la recarga de acuíferos, pozos, etc. En Canarias hay agua porque hay energía suficiente para su extracción, desalación, bombeo, distribución, etc. Es, por tanto, un recurso esencial pero no renovable por su dependencia de otros recursos externos, en las islas. Sin embargo, el POI se abstrae de esta evidencia y se remite a una “gestión eficiente” del crecimiento. Independientemente de la necesidad, que se recoge en el documento, de depurar las aguas, y reducir el volumen de pérdidas, no hay ninguna referencia a objetivos de reducción absoluta en el consumo de agua por habitante y actividad. Como se comentó inicialmente, la gestión eficiente del consumo de agua o cualquier otro recurso no es sinónimo de reducción en el consumo total de ese recurso. Por lo tanto, se reconoce un “crecimiento más eficiente”, lo que significará un incremento del consumo energético y de dependencia de este recurso para la obtención del agua.
III. Reflexión final y sugerencias:
El documento que se encuentra en información pública reproduce miméticamente las prioridades de “crecimiento sostenible” del modelo económico actual. Ese modelo es inviable en un contexto limitado y con creciente escasez global de los recursos. Las medidas que se priorizan agudizarán la vulnerabilidad y gravedad de los problemas estructurales del modelo de desarrollo de Canarias, básicamente basados en el incremento constante de la dependencia del exterior, de un “exterior” que se supone infinito, interminable y en constante expansión.
Es curioso que se parta siempre de la consideración de las islas de ser una realidad “lejana”, fragmentada, frágil, dependiente, etc. y la alternativa ante esas condiciones (naturales, por otro lado) sea incrementar la vulnerabilidad de la situación reforzando los lazos de flujo de materiales y energía con otros territorios, y reduciendo por tanto la posibilidad de un mínimo desarrollo endógeno más austero en uso de recursos del exterior. Se puede considerar que “la medicina” que se pretende aplicar al “enfermo” puede agravar sus dolencias y, desde luego, hacerle cada vez más dependiente de una dosis que no es infinita.
Cabe sugerir:
- que el Programa Operativo así como los restantes instrumentos de “planificación” contemplen los escenarios globales de “vitalidad” de los recursos que alimentan nuestro modelo económico, basándose para ello en los múltiples Informe y escenarios recopilados por agencias internacionales institucionales o independientes.
- Que analice las consecuencias del “crecimiento sostenible” y sus límites, así como su incidencia en el territorio, en términos de incremento de la dependencia del exterior e incremento de la vulnerabilidad de las islas.
- Que analice la viabilidad real, teniendo en cuenta el “fin del petróleo barato” de las políticas de estímulo de consumo energético para la internacionalización de la ya internacionalizada economía canaria, así como sus repercusiones sobre la creación de empleo.
- Un uso riguroso de la terminología, porque se prodigan los deseos imposibles de “crecimiento” con “sostenibilidad”, “cohesión” con “competitividad” en una jerga abundante en equívocos y poco propicia para clarificar los objetivos que se pretenden: es imposible predicar la sostenibilidad y hablar al tiempo de hacerlo creciendo sin límites; por otro lado, el fomento de la movilidad, lejos de cohesionar, fomenta la dependencia de espacios lejanos, lo que añade vulnerabilidad, justo lo contrario a promover la tan manida “cohesión social”.
- Una reorientación absoluta de las prioridades de inversión hacia la reducción en números absolutos del requerimiento total de materiales (RTM) y flujos de energía del exterior, en todos los sectores, contribuyendo a reducir la dependencia del exterior de la economía canaria.
Canarias, 26 de enero de 2007
Juan Jesús Bermúdez Ferrer
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