miércoles, agosto 05, 2009

La enésima advertencia


El diario británico The Independent ha recogido en estas fechas de baja tirada una clarificadora entrevista con el economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol, que se sintetiza en el encabezamiento estremecedor del artículo: “Aviso: se agota rápidamente el suministro de petróleo”.

Más allá del impacto del titular, el contenido de la entrevista desglosa las conclusiones del reciente informe de ese organismo sobre el agotamiento de los yacimientos gigantes que aportan la mayor parte de la extracción mundial diaria de crudo.

Ha “descubierto” esta entidad algo que ya muchos geólogos del sector conocían, y que no es otra cosa que la creciente dificultad para que el nuevo petróleo que se incorpora a la producción compense el declive cada vez más agudo de los viejos yacimientos.

Entonces, Birol se despacha, cuando todos hablan de brotes verdes, con el calificativo de “catástrofe” para apellidar el estado del suministro de petróleo en un plazo de… cinco meses, en el año 2010.

A poco que se repase la historia de la economía mundial reciente, esta advertencia viene a decirnos que, de confirmarse, no habrá recuperación de la economía mundial, y que ésta se pospone sine die, a menos que se excluya a cientos de millones de consumidores del disfrute del crudo, principal recurso energético mundial, y se agudice el desequilibrado reparto energético ya existente hoy, algo bastante improbable en el Mundo globalizado en el que vivimos, un modelo que hoy se está tambaleando como nunca en su reciente devenir. La Agencia ha modificado sustancialmente sus estimaciones sobre extracción de petróleo en apenas un lustro. Así, en el año 2004 no tenía problemas para publicar que el Planeta consumiría diariamente 125 millones de barriles de petróleo para el año 2030; en su reciente informe, de un plumazo, rebaja esa predicción hasta los 105 millones: es decir, cambia sus pronósticos en más de un cincuenta por ciento, cuando se decide a investigar sobre el estado actual de los yacimientos.

Aún más preocupante es que ese objetivo de crecimiento lo fíe a que se desarrollen inversiones multimillonarias en recursos petrolíferos más costosos, lejanos y difíciles de procesar; o, aún más cómico, en la búsqueda y hallazgo efectivo de multitud de nuevos campos petrolíferos, en un desesperado llamamiento al “porque yo lo valgo” propio de las proyecciones economicistas.
Como comenta Pedro Prieto, partiendo de las afirmaciones de Birol, “se buscan seis Arabia Saudís para el año 2030”; algo geológicamente bastante improbable, porque desde hace muchas décadas se conocen los lugares con yacimientos petrolíferos fáciles, y dónde es simplemente imposible que haya crudo que justifique una inversión en extracción. La enésima advertencia viene con muy poco plazo de reacción. Hace ya más de una década, dos geólogos, Colin Campbell y Jean Lahèrrere, advertían del “fin del petróleo barato” en Scientific American. Los avisos de crecientes agentes de la industria y otros ámbitos se han hecho visibles ya en la prensa habitual, y se hace común hablar del “cenit del petróleo” o “peak oil”, al contrario que hace tan sólo unos trimestres.La situación económica que traerá esta “catastrófica crisis energética”, en palabras de los dirigentes de la Agencia Internacional de la Energía” y usando referencias de otras situaciones de estrechez del suministro, tiene su traslación directa en la contracción del crédito; la falta de expectativas de crecimiento que recupere nuevas inversiones expansivas; el desplazamiento de los objetivos de captación de nuevos clientes a la consolidación a bajo coste de los existentes; y, en fin, en el intento desesperado por no quedar descolgado del círculo del consumo y producción.

Exigiría este nuevo escenario un replanteamiento socioeconómico y laboral bastante diferente al que queremos mantener, en la línea de criterios de austeridad, reparto, solidaridad y redefinición de necesidades, y para evitar las peores consecuencias del proceso que nos advierten se avecina.


Y nunca es tarde para empezar.

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